por demás desatino
en el caos
de la indolencia,
taciturno ensombrece
rápido el temor
del miedo
para coger aliento
y no alcanzo
a ver tus ojos
benévolos
pararse en el sustento
de mi costumbre
mientras poseídas
de ciego amparo
las crueles sombras
del desánimo abaten
cualquier estímulo
y descienden su velo
sobre la esperanza
que nunca vieron
autor Fermosell m.s.
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