Súbito

De súbito, un escalofrío hiela sus húmedas carnes. Piensa un instante temeroso. Tras del tiempo, vuelve a poner su blanca y fina mano en el pecho, se hace un silencio. Contiene la respiración y, de nuevo, un sobresalto inunda su cuerpo, le hace temblar como una hoja perdida.La duda le ahoga, no consigue respirar, los ojos desorbitados parecen querer salir. La angustia le castiga de un modo infame apretando su mente mientras la desesperación es total.
La palma de la mano derecha descansa sobre el lado derecho de su pecho, no oye el corazón, presiente que ha dejado de latir. Muere asustado.

autor Fermosell m.s.

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