Figurado es
el rostro grave
de la singular
espera
pues el cuerpo
se siente conforme
sólo con verla,
mas la voz
es un silencio
que pregona
con arrojo
ese amor
en la circunstancia
y los ojos la besan
satisfechos
en las noches
rozando el alma
su adornada forma,
presintiendo cerca
la serenidad
de su dicha,
el mundo queda atrás,
lejos,
indiferente
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