Dedos

Reacios a escribir
esas palabras hiladas
que alejen de estampido
los deseos juiciosos
de imposible acierto,
los dedos, como péndulos
de olor ebrio son causa
de que se pronuncien distantes,
echados con temple
en flámulas estériles,
mas todavía luchan
por fijarse allí
donde padecen los días
de vasos quebrados
y confinados de color
mueren de aislado brillo,
perdidos unos en soles
llenos de ilustre goce,
otros a remolque
de la dicha que fueron
al saberse durante esas lunas
que adoraban serenos
y aún entre lisas voces de ensueño
oyen que caminas de principio
cantando que andas sola
para saltar de fresco
perfume uniendo tus manos
seducidas sin huellas,
notando plagados de fuerza
a tus ojos decir con el albor
que perdura limpio,
porfiado al sentimiento,
que trasnocha de inmenso sosiego,
que alguna vez podrán sentirse libres
y sus melancólicos trazos
viajarán separados de la añoranza

autor Fermosell m.s.

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