-Dámelos.
-Los irás teniendo con el tiempo, no se puede sacar de donde no hay.
-¿Vas a serlo conmigo?
-¿A qué te refieres?
-No creo que haga falta volver a lo mismo, sabes bien lo que quiero decir.
-Supongo, pero pedirle a otra persona algo que no tiene por naturaleza es imposible, aunque sí puedes ayudarlo y apreciar los mínimos que vayan saliendo. Esos, aunque te parezcan pocos, son importantes; los demás, los que tú dices, vendrán luego, irán llegando cuando esa persona que soy comprenda realmente que pueden hacerte feliz. No tengas prisa porque de nada sirve. Seguro que tendré otros, pero déjame que los tenga a mi manera.
-Dime dónde están los míos.
-¿Para qué quieres saberlo?
-Porque como son míos los quiero tener y así empezaremos de cero, sin ellos.
-No lo comprendes, ¿qué tiene que ver eso con esta insistencia tuya?
-Porque de esa manera no pensaré más en lo mismo.
-Creo que no te das cuenta cuando digo que adoro tu virtud de tenerlos conmigo. Los tuyos son un regalo que ya me pertenece y no puedo devolvértelos.
-¿Qué prefieres, que yo empiece desde un principio, dándome los que ya tienes y que fueron míos, o terminar así, carentes de todo, ahora mismo?
-¿Por qué me pones en ese trance de elegir fríamente algo que puede cambiar mi vida?. No es justo que unas palabras plasmadas en papel echen por tierra lo vivido. Los tuve libremente porque así lo deseabas, eran parte de ti que se ofrecían sin ataduras, querías hacerlo. Ahora me pertenecen y sería incongruente que te los devolviese. Los pocos míos quiero que los tengas porque de ese modo podré ofrecerte más, será como aferrarme a lo de ahora para construir lo que deseamos.
-¿Me los das?
-¿Por qué quieres quitarme lo que un día tras otro recibí?. Ya han calado, son parte mía.
-Porque quiero que te sientas vacío como yo lo estoy.
-¿No te he dado nada desde el comienzo?
Razona tus verdaderas intenciones.
¿Qué dices cuando expresas que te sientes vacía?
¿Ya no te acuerdas de nada más?
-Por última vez, me los vas a dar sí o no.
No puedo hacerlo porque me agarro a ellos y ellos dirán cuando no te tenga que existías de alguna manera.
-Es decir, que los prefieres antes que a mí. Acabas de decidir.
-Si no puedo compartiros, sabes bien lo que deseo. Hacen que pueda continuar. Si te los doy, dónde podré mirar, en qué podré fijarme. Cuál será mi referencia para seguir si tus palabras no suenan en mis oídos, sólo puedo leerlas o es que has olvidado quién te creó. Sólo estás ahí, en esos detalles que me pides. ¿Cómo podré dártelos si aún no los tengo?
Detalles
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario